¡díganle adiós al javier agradable!

Ustedes de repente no me van a creer, pero yo siempre quise hacer un buen diario. Con un estilo muy particular, es cierto, pero un buen diario. "Bueno" en el sentido de querer mostrar lo mejor de Aguas Dulces, el Aguas Dulces que yo creo y quiero vivir, el que me mantiene aquí.
He escrito con humor, porque siento que el humor es una de las mejores cosas para compartir de esta vida. Para disfrutar de la interacción con los seres que te rodean. Creo que siempre he escrito con humor. Con buen humor. Hasta esta nota no podrá librarse de éste.
Y con una sonrisa fui viendo cómo los comentarios se fueron poniendo cada vez más agresivos. Con la misma sonrisa leí opiniones diametralmente opuestas a las mías, leí cómo me insultaban en algún que otro caso (hasta de cumbiero me trataron), y siempre con una sonrisa.
Y también he visto cómo comenzaron a aparecer de un tiempo a esta parte gente que solamente entra al Herald para hacer catarsis de sus propias frustraciones. Y uno siempre con una sonrisa, como un boludo. Pero de tanto aguantar esa sonrisa al final comienza a hacerse mueca. Y cuando personas que aprecio y respeto mucho, como el ejemplo concreto del Chelo Lujambio, empiezan a sentirse incómodos por los comentarios de alguna gente que ni siquiera tiene el valor de darse a conocer, la cosa para mí ya pierde completamente la gracia. No era ese el espíritu original del Herald, sino todo lo contrario; la idea siempre fue alimentar entre todos una página que sirviera como fuente de información, pero más allá de eso, como lugar de encuentro donde compartir cosas con la mejor onda.
He creído que todos compartirían esa idea. ¿Por qué no? ¿Cómo iba a ser de otra manera? Sin embargo, poco a poco fueron asomando todos los aspectos de una sociedad. Los buenos y los malos. Y hay un curioso fenómeno que se da en estos casos, y corríjanme si me equivoco: lo malo contagia; lo bueno no.
He querido dejar que el Herald marcara su propio rumbo, que sus lectores marcaran su propio flotar sin dirección predeterminada. Y hasta un momento fue muy bueno. Quise que se manejara en la democracia más absoluta, y que su resultado fuera el que determinaran naturalmente las diferentes fuerzas que lo movían. Pero la democracia es imperfecta. O mejor dicho, la democracia es perfecta, pero la gente no. Bernard Shaw dedicó una de sus más lúcidas frases a la democracia: "La democracia es el proceso que nos garantiza no tener un mejor gobierno que el que nos merecemos". Y esto parece aplicarse aquí.
Pero este blog no va a sacrificar su esencia por mantener un presunto espíritu democrático; toda esta perorata, señores, es para decirles que se acabó el recreo. A partir de ahora manejo yo. ¡Golpe de blog! Y para el que no le guste... paro en la próxima esquina.
Comunicado Nº1.- Se seguirán permitiendo los comentarios anónimos, pero solamente no serán borrados los que, lisa y llanamente, a mí se me antoje. No se aceptará política partidaria (me importa un rábano si es de derecha, izquierda, de arriba o de abajo), ni comentarios racistas, ni sexistas, ni insultantes. Ni siquiera tontos. Todo comentario que no me guste no será aceptado . Hasta los chistes que yo no entienda serán borrados. Por ahora dejo las faltas de ortografía, pero vayan practicando gramática por las dudas.
Posiblemente esto haga que pierda algunos visitantes, pero seguro que ganaremos en lectores. Y consideren que hablo en serio; que con una sonrisa asistía, como un buda digital, a los conventillos epistolares, y con la misma sonrisa me complaceré en apretarle los huevillos a todo el que se salga de la raya (y perdón por el lenguaje soez). ¡Díganle adiós al Javier agradable!