lunes, 14 de diciembre de 2009

la columna de mario, la energía vital

En otras intervenciones habíamos visto que mantener el equilibrio o armonía en la vida, depende de la vibración o nivel de energía que el individuo posea. También recordamos que este equilibrio debe establecerse en los tres apectos del "Ser total": el físco, el mental emocional y el espiritual. Hoy brevemente haré referencia al primero: el físico.

La energía vital que proviene de los alimentos que ingerimos, el agua que bebemos y el aire que respiramos, se transforma o se metaboliza en el organismo, el cuerpo físico. De la calidad de estos parámetros depende el resultado, el nivel de energía vital. A esto debemos agregar que la energía vital (la energía que sustenta a la vida), se pierde día a día por el inexorable paso del tiempo, y el gasto necesario para mantener al cuerpo y al organismo sano y vital. Si este nivel es bajo, ya sea por una deficiente nutrición y estilo de vida, o un gasto excesivamente alto (estress, vida desorganizada), sobrevienen las enfermedades. Si la deficiencia no es corregida a tiempo y se mantiene, la enfermedad se vuelve crónica.
Por lo tanto, debemos incorporar a nuestro organismo, aquellos elementos que contengan de por sí, energía vital. Las frutas, verduras y semillas, son un claro ejemplo. Las frutas y verduras, cuanto más frescas, mas energía vital contienen puesto que están vivas, aún contienen una importante reserva luego de ser arrancadas. Aquellos que tenemos huertas orgánicas, sabemos que muchos de los desechos vegetales, vuelven a crecer. Lo mismo ocurre con las semillas (girasol, sésamo, lino, porotos (en brotes), etc), contienen energía vital en potencia, la sufciente para generar a una planta.
En cambio, la carne, a pesar de ser nutritiva, contiene bajos niveles de energía vital, es un "organismo muerto".
Si bien es necesario la ingesta de proteínas, fibras e hidratos de carbono en una medida justa, también es necesario verificar los niveles de energía vital que incluímos en la dieta, para mantener la salud.
Eso se logra agregando al la dieta diaria, frutas, verduras, cereales y semillas sin procesar, o sea, con el menor tratamiento, en lo posible, crudas (manteniendo la higiene correspondiente).
La cocción y el procesamiento industrial disminuyen los niveles de energía vital.

Hasta la próxima.

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