¡Se terminan las vacaciones de Julio! Treinta y cinco años atrás, en estos momentos estaba en medio de una angustia terrible. Volviendo a preparar el portafolios, los cuadernos, y demás útiles, mientras espiaba con un ojo como el sol bajaba despacito. Acercándose cada vez más la noche, cada vez más la túnica. De noche ya estábamos en el horno; un poco de tele, cena y a la cama. A la mañana siguiente el guardia de siempre nos llevaría a la guillotina con la bolsa de la merienda.
Pero estuvo lindo el pueblo en estos días, bastante gente aunque el frío fue de los que se recordarán por un buen rato. El club, con la estufita estuvo a pleno. Por momentos parecía verano pero con la gente con bufandas.
Mañana se termina el recreo, y volvemos a ser los de siempre; sin amables caras desconocidas. A diferencia de cuando era chico, el fin de las vacaciones no me produce angustia, sino una agradable sensación de pertenencia. Pertenencia a un pueblo que elegí para vivir, y en el que me sigo quedando cuando los demás se van. Es bueno encontrar un lugar así en el mundo, al menos una vez en la vida.
domingo, 12 de julio de 2009
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