donaciones y donaciones

Ayer de mañana vino en breve y oficial visita a Aguas Dulces el doctor Gustavo Amorín, director departamental de ASSE (Administración de Servicios de Salud del Estado). Entre sus numerosas ocupaciones están las de aceptar o rechazar las donaciones que se hagan a los centros de salud pública del departamento. Aceptar o rechazar, según lo donado pueda o no ser utilizado. Pero ignorar no. Por eso, luego de cinco meses de haberse recibido una serie de materiales y medicamentos donados por el señor José Ramos, desde el Herald decidimos alertar sobre la situación de abandono en que se encontraban tales materiales. Nos alegra poder contar que la donación fue aceptada, quedando algunos materiales aquí, y enviándose otros al hospital de Castillos, ya que muchas de las cosas donadas no eran apropiadas para un centro de atención primaria. Uno hace cuentas y concluye: cinco meses las cosas tiradas en un rincón, la noticia sale en la prensa (el Herald y La Esteña FM), y menos de una semana después el propio Amorín estaba acá ocupándose del asunto. Es probable que él no se haya enterado directamente por la prensa; es probable que no supiera siquiera de la existencia del Herald (aunque seguramente ya se lo habrá mostrado el funcionario ejemplar de turno), pero lo cierto es que la noticia publicada disparó ciertos mecanismos que finalmente lograron el efecto deseado. ¡Qué lo parió! diría Mendieta. ¡Uno tiene una escopeta digital en las manos! Diga que todavía uno no sabe muy bien por donde agarrarla... pero ya le vamo' a encontrar el punto.
Pregunto, de aburrido, nomás: ¿era necesario venir hasta aquí? Quiero decir, ¿no hubiera podido simplemente haberle dado la orden a uno de los dos médicos que vienen regularmente, una vez a la semana cada uno, a atender la policlínica, de separar las cosas y derivarlas a donde correspondiera apenas se hubiera recibido la donación? Así que lo dicho: nos alegra la noticia; pero estaremos realmente satisfechos cuando nos enteremos de que este incidente haya servido para evitar otros similares en el futuro.
Y hablando de donaciones, ayer, en la reunión de la Comisión de Fomento, el señor Sebastián Magallanes, más conocido como el Cebolla, principal promotor de una discusión abierta en estas páginas con referencia a la polémica visita del Intendente departamental (polémica a la que ya se ha dado punto final y "vamo'arriba") sorprendió hasta al perro de Sonia, con una sustanciosa donación en efectivo para la Comisión de Fomento. El Cebolla aportó nada menos que tres mil trescientos pesos a las finanzas de la ONG. Ahora, si un vecino que tiene un pequeño pub (Terral Bar) que trabaja dos meses por año y una pequeña empresa de jardinería que le da para subsistir el resto del año, se despacha (obviamente con un destacable esfuerzo) con una donación de ese calibre, no podemos dejar de ilusionarnos con las que seguramente van a venir de los grandes empresarios locales. ¿Cuál va a ser la donación de algún dueño de supermercado, por ejemplo?
De todos modos, ya los más pesimistas dicen que fue un gesto excepcional. Del Cebolla se podrá decir cualquier cosa, menos que es previsible, característica que aflora en mucha otra gente.
Así que desde aquí les pasamos la pelota, señores empresarios, que la plata no se diseñó para estar guardada en una caja. ¡Qué loco es el Hombre, ¿no?! Primero crea las instituciones para defender al Hombre, y luego mata al Hombre para defender a las instituciones que fueron creadas para defender al Hombre. Crea el dinero para poder acceder a todas las cosas de este mundo, y luego se encarga de acumularlo y no cambiarlo por ninguna cosa de este mundo. Evidentemente a ustedes, los humanos, en algún punto se les desenfocan los objetivos.
Bueno, pero ya es demasiada filosofía para un jueves de mañana. ¡Brrrrr! ¡Ya está! ¡Ya pasó! Gracias, Cebolla, estoy seguro de decirlo públicamente en nombre de toda la Comisión. Y esperemos que el ejemplo caiga en terreno fértil. Ah, un punto a favor de la Comisión de Fomento: no se demoró ni medio minuto en aceptarse la donación del Cebolla (contra cinco meses de Salud Pública). ¡Eso es ser expeditivos, carajo!