
Hablando un poco en serio, es muy impresionante estar sentados en el lugar desde donde se transmite, y percibir la popularidad de un medio que llega a una zona tan chica, con un montón de familias como únicos posibles oyentes. En un momento Sergio se mandó a comentar el último partido de los Playeros, y se había olvidado de quién había hecho un determinado gol. Enseguida llegaron tres mensajes con la información que faltaba. Tres mensajes en una audiencia posible de ¿cuánto? ¿un millar de personas? ¡Hasta la mismísima Susana Giménez envidiaría ese rating!
Y no es que sea la única radio que se agarre, como podría pensar algún incrédulo de los que pululan por ahí. Uno puede elegir entre efe-emes de Castillos y Rocha, o entre un montón de a-emes de Uruguay, Argentina y Brasil. ¿Qué es lo que lleva a El Capiz a estar en prácticamente todos los receptores del pueblo? Sencillo, amigo: que está hecha desde adentro. La gente sabe, y siente, que quienes les hablan son sus vecinos. Gente como uno. No es ya un lenguaje, frío e impersonal, lo que los une, sino una serie de códigos, guiños y sentires comunes de todos los habitantes.
Les mandamos un saludo a la gente de El Capiz, y bueno... queda un poco en sus manos el suplemento valicero del Herald, que será alimentado con la info que ellos nos envíen, más alguna que iremos a buscar nosotros cada tanto.
En la imagen, medio forzada por el contraluz, vemos a Patricia, a la derecha, y a Sergio (noticia oficial: ya no es más chileno) y Bea al micrófono.
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