
Tocarlas no las tocaron. No fue como el año pasado, justo en esta misma fecha, cuando Néstor y Martín quedaron literalmente sentados sobre una ballena franca que se le ocurrió emerger en el lugar donde ellos estaban flotando. Que por suerte se sumergió con toda la delicadeza de la que una ballena es capaz. Y digo que no llegaron a tocarlas porque esta vez la iniciativa fue de la ballena, que al verlos se acercó a curiosear. Esto fue suficiente para nuestros intrépidos amigos que consideraron muy oportunamente que el tamaño de estos bichos hace que hasta su gesto más amistoso pueda ser peligroso.
En la foto vemos un momento de la celebración, el cumpleañero en primer plano, y más atrás al anfitrión en su veraniego estilo "Pancho Villa", estrenando cara sin barba.
1 comentario:
tá muy bueno el blog,me gustaría ver al chato o alguno de esos que veo en verano siempre...muy divertido el resto
sigan asi!!
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