delfines en la madrugada

El regalo de la mama Naturaleza fue sólo para los que se levantaron muy temprano. En el mar planchado y de color plomo del amanecer decenas de delfines jugando en la rompiente, como para darle la bienvenida al sol que apenas se anunciaba sobre el horizonte. Vale esta pequeña nota para hacer una aclaración sobre un punto que genera bastantes confusiones al respecto de este tema: el delfín común (Tursiops truncatus), o delfín nariz de botella, tan conocido por sus apariciones en cantidad de películas (Flipper, por mencionar el ejemplo más obvio) es el mismo animal, la misma especie que en Uruguay se conoce como tonina. Mucha gente cree que se trata de animales diferentes, y cuando escuchan a algún lugareño mencionar que los delfines se ven desde la costa, a veces vuelven algo decepcionados de sus caminatas diciendo que delfines no, que lo único que vieron fueron toninas. Y a veces se nota que lo dicen con un dejo de decepción. ¡Qué extraña incapacidad la del Hombre, esa que le impide maravillarse de lo que considera cotidiano o común! Aunque para alguien no sea de todos los días, la cosa parece perder un poco de interés si es algo que se puede encontrar normalmente. Muchos de aquí, y sé que hablo por varios, aún seguimos asombrándonos con la salida del sol, y espero que no perdamos nunca esa capacidad. Y si encima un grupo de delfines, o toninas, o como quiera llamarles, bailan para uno en ese escenario, la cosa es como para alegrarle el día a cualquiera. Esta vez los afortunados fueron Rosario y Víctor, que estaban a esa hora en la playa. No hay fotos porque andaban sin la cámara, apenas con el celular que no dio para mucho, y además es cierto que en esos casos no es raro que uno se olvide de que anda con una cámara arriba.
Y es verdad que hay que tener un poco de suerte, pero también es cierto que si nos quedamos en casa es difícil que momentos de magia como estos nos vayan a golpear la puerta.