Un ser anónimo nos hizo notar una falta de ortografía. En otros tiempos, personalmente, tal vez hubiera disimulado, con la consecuencia de que, además de burro, pasaría por necio. También podría argumentar un error de tipeo, por eso de que la "b" y la "v" están pegaditas en el teclado. O, en forma un poco más sofisticada, culpar a un redactor distraído en complicidad con un departamento de corrección incompetente, pero a esta altura sospecho que usted sospecha que somos todos el mismo.
Pero no; lo cierto es que nunca había escrito la palabra "banalidad", y hubiera apostado a que se escribía con v corta. En fin... herrar es umano. Gracias, anónimo (sospecho quién sos, y si estoy en lo cierto, me sorprende mucho la sutileza demostrada. Ya saldré de dudas).
Bueno, pero no quería hablarles de ortografía. Lo que viene dando que hablar en estos días es la cantidad de extranjeros que están viniendo a Aguas a comprar casas. Ese hecho no llamaría demasiado la atención en sí mismo, pero lo curioso es que todos vienen a comprar del lado del mar, sabiendo ya que las propiedades ahí son más baratas por estar en terreno fiscal. ¡Y nosotros que nos creíamos pícaros! Qué tiempos vivimos, señores. ¡Se globalizó la viveza criolla!
Esto puede resultar divertido si no fuera por un "pequeño" detalle: mientras un grupo de vecinos proyectan el desarrollo visual del balneario, apuntando al fomento de su espíritu original, a la restauración, dentro de lo posible, del folklore perdido que había dado a Aguas la personalidad que ha seducido a tantos de nosotros, nos encontramos ahora con que cualquier gringo con plata puede comprar indiscriminadamente ranchos y cambiarles los materiales originales por lo que se les ocurra, con la consecuente alteración del paisaje urbano, y el freno al proyecto de recuperación que mencionábamos más arriba. "Es desarrollo", "hay que dejar que el pueblo avance", dicen algunos, sin ver que todo avanza. Por inercia nomás; para la izquierda, para la derecha, para arriba o para abajo. Avanzar por avanzar, sin importar hacia dónde, no es síntoma de desarrollo. Estoy seguro de que si nosotros hiciáramos fortuna y se nos ocurriera radicarnos en Alemania, por poner un ejemplo, y comprar unas cuantas propiedades de un pueblo, no se nos permitiría cambiar los techos colgantes por quinchos. Bueno, ESO es desarrollo.
En la foto vemos construcciones en paja, hoy "relictos" del Aguas Dulces original.
jueves, 31 de julio de 2008
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4 comentarios:
Es una pena que se pierdan las idiosincracias locales, pero es un fenómeno lamentablemente bastante global.
Es probable que la culpa la tenga otra vez el dinero y la indiferencia que este genera hacia la cultura en general.
De todas formas se pueden conservar y recrear rincones que posean esas características propias de Aguas Dulces, aqui y allá. Todavía quedan muchos de esos y muy bonitos, como para dedicarles algunas fotos y llevar a pasear a esos gringos...
Solo decir que esperemos que Aguas Dulces no se convierta en Sweet Waters por ese fenómeno "global" aunque yo le nombraría llana y vanalmente como la común copla de Poderoso Señor Don Dinero hago con él lo que Quiero.
Hola, me podrías decir como es eso de los terrenos fiscales, cuanto tiempo durarán esas construcciones en dichos terrenos y si no es que las piensan derrumbar. O si por otro lado, una vez que tenés una y pagás a la intendencia no hay límites temporales? Gracias, me sería útil antes de comprar algo por allí...
Comprá compra tranquilo pero trata de mantener la identidad no como esa gente que construye cubitos de hielo en la arena y después se les desarma y quiebra cuando el médano cambia.
y porque sino te reviento a puro gigabyte
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